Comprar una segunda vivienda sigue siendo una inversión que da rentabilidad a corto y largo plazo.
Desde un punto de vista emocional, dada la situación de pandemia son muchos los que apuestan por los entornos privados seguros donde llevar una vida independiente, limitando el contacto social para evitar así los contagios.
En el último año las segundas viviendas se han convertido en algo más donde pasar largas estancias más allá de fines de semana, vacaciones o la jubilación. La adaptación acelerada al teletrabajo permite trabajar desde cualquier punto con buena conexión. ¿Por qué trabajar en una habitación en el centro de la ciudad si puedes hacerlo con vistas al Pirineo y, en muchos casos, pagando menos?
Los sociólogos ya hablan de un movimiento que atrae a las personas cansadas de las masificaciones propias de las grandes ciudades a municipios menos poblados y cercanos a la naturaleza y el entorno natural. Ver en nuevos espacios una oportunidad para vivir con mayor calidad de vida.
Además, el turismo nacional se ve reforzado ante la situación de incertidumbre global y los viajes internacionales se planean para otro momento en el que la pandemia se de por controlada.
En el plano financiero es un buen momento para estas adquisiciones ya que las entidades bancarias ofrecen condiciones muy favorables para la compra de vivienda en hipotecas a un interés variable y fijo. Igualmente las previsiones del precio de la vivienda son de mantenimiento y subida en prácticamente todo el país.
En este contexto cada vez son más los propietarios que alternan alojarse en sus segundas viviendas con la gestión de estas como alojamiento turístico para obtener una rentabilidad de alquiler y recuperar antes su inversión.
Un modelo mixto que ya está muy extendido por Europa y que permite disfrutar de tu segunda vivienda y tener unos ingresos extra cuando esta fuese a estar vacía.
Hay muchas razones por las que comprar una segunda vivienda. ¿Cuál es la tuya?