El Otoño es una de las mejores épocas del año para disfrutar de la naturaleza en todo su esplendor, y el Pirineo aragonés se convierte en un paraíso para los amantes de los paisajes. La mezcla de colores cálidos, la tranquilidad de la temporada y el aire fresco de la montaña crean una atmósfera mágica que no te puedes perder. Te presentamos algunos de los imprescindibles:
- Valle de Ordesa y Monte Perdido
El Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido es, sin duda, uno de los destinos estrella: Los bosques de hayas, abetos y pinos se tiñen de tonos dorados, naranjas y rojos, ofreciendo un espectáculo visual incomparable. La ruta clásica que recorre la Senda de los Cazadores te permitirá contemplar vistas panorámicas del valle y del majestuoso Monte Perdido, rodeado por un mar de colores otoñales. No te olvides de visitar la cascada de la Cola de Caballo, que luce especialmente hermosa en esta época del año. - Selva de Oza
Situada en el Valle de Hecho, la Selva de Oza es otro de los lugares. Este bosque de hayas y abetos se transforma en una paleta de colores vibrantes durante los meses de octubre y noviembre. El río Aragón Subordán, que serpentea por el valle, añade un toque de serenidad al paisaje. Desde aquí, también puedes explorar rutas hacia lugares cercanos como el Castillo de Acher o la Foz de Fago, que ofrecen vistas espectaculares de las montañas circundantes. - Bosque de Betato y el Ibón de Piedrafita
Cerca del pueblo de Piedrafita de Jaca se encuentra el Bosque de Betato, un lugar perfecto para una caminata otoñal entre hayas, robles y abedules. El paseo por este bosque te llevará hasta el hermoso Ibón de Piedrafita, un lago de origen glaciar rodeado de montañas. El reflejo de los árboles y las cumbres en las aguas del ibón durante el otoño es una de esas vistas que quitan el aliento. Es un plan ideal para los que buscan un paisaje bucólico y tranquilo, con una ruta apta para toda la familia. - Parque Natural de los Valles Occidentales
Este parque natural es un tesoro oculto del Pirineo Aragonés. Los valles de Ansó, Echo y Aísa están repletos de rutas para senderistas de todos los niveles, y en esta época del año, los bosques se transforman en una explosión de colores. La tranquilidad de la zona y la diversidad de paisajes –desde bosques frondosos hasta praderas alpinas y picos rocosos– hacen de este lugar una parada imprescindible para los amantes del otoño. - Bujaruelo
El Valle de Bujaruelo es otro rincón ideal y menos concurrido. Sus caminos bordean el río Ara, donde los colores del otoño se reflejan en sus aguas cristalinas. Puedes hacer una caminata hasta el Puente de San Nicolás de Bujaruelo, un vestigio medieval que añade un toque histórico al entorno natural. Este lugar es perfecto para quienes buscan tranquilidad y conexión con la naturaleza. - Valle de Estós
Cerca de Benasque, dentro del Parque Natural Posets-Maladeta, el Valle de Estós es conocido por su diversidad de ecosistemas y sus espectaculares panorámicas de montañas como el Pico Perdiguero o el Posets.
Durante estos meses, los bosques que bordean el río Estós, compuestos principalmente de hayas, pinos y abetos, se llenan de vibrantes colores dorados y rojizos. Una de las rutas más populares es la que va desde el parking del Valle de Estós hasta el Refugio de Estós. A lo largo del recorrido de unas tres horas de ida y vuelta, pasarás por praderas alpinas, pequeños puentes de madera sobre arroyos y zonas boscosas de gran belleza.
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