El Pirineo aragonés tiene encanto durante todo el año pero si hay una época con especial encanto es el otoño: Las tonalidades amarillas, marrones, cobrizas y ocres de los árboles caducifolios componen un lienzo que nunca te cansas de mirar porque siempre descubres algo nuevo.
Estos son algunos planes que no te puedes perder para disfrutar de la naturaleza en estado puro:
Visitar el Parque Nacional de Ordesa y Monteperdido: Hayas, abetos, pinar musgoso, tilos, abedules, fresnos, arces o servales son solo algunos de los árboles que se extienden en las 15.696 hectáreas de extensión de este espacio natural en sus cuatro valles (Ordesa, Añisclo, Escuaín y Pineta). Hay multitud de paseos y rutas con los que conocer más de mil especies de flora y más de 50 endemismos, especies que no pueden encontrarse en otro lugar.
Rutas micológicas: Los hongos comestibles son protagonistas de multitud de actividades senderistas y gastronómicas de la provincia de Huesca. En el entorno de Benasque, Biescas y Jaca abundan senderuela, champiñón, setas de cardo, boletus, robellón y rebozuelo. Una delicia que degustar tras una jornada de montaña divertida.
Multiaventura al aire libre: Los amantes de la acción no pueden perderse Biescas Aventura, el parque de tirolinas más grande de los Pirineos; el salto lunar en Tirolina Valle de Tena, la tirolina doble más alta y larga de Europa, o hacer parapente en primera escuela de parapente en España en Castejón de Sos.
Recorrido por los Pueblos Más Bonitos de España: Alrededor del Pirineo hay multitud de municipios en los que perderse pero algunos de ellos cuentan con el sello de Pueblo Más Bonito de España por su patrimonio, belleza y cultura: Aínsa, Alquezar, Ansó y Roda de Isábena. Una visita a cualquiera de ellos supone un viaje en el tiempo a una villa de cuento.
Observar el Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel: Hay un sinfín de senderos para caminar por el bosque repleto de hayas, abetos, pinos y avellanos que rodea el Monasterio de San Juan de la Peña, incluso una etapa del Camino de Santiago. Esta joya del románico aragonés es imperdible te guste o no caminar. Además, su enclave estratégico le otorga una de las mejores vistas del Pirineo desde puntos como el Balcón de los Pirineos o el Mirador de San Voto.
Y por supuesto, se mantienen las rutas patrimoniales o gastronómicas por todo el territorio mientras los amantes del esquí calientan motores para la nueva temporada…